17/11/2024

El largo (y sinuoso) camino hasta Abbey Road

St John’s Wood es uno de los barrios más pudientes de Londres. Está situado al norte de la zona central de la ciudad, cerca de Regent’s Park y de Primrose Hill y al sur del hermoso y muy literario barrio de Hampstead, y es un agradable paseo para una tarde de domingo. Podría ser mundialmente conocido por albergar quizá el campo de cricket más venerable del mundo, el Lord’s Cricket Ground.

Pero diría que no es tan conocido por eso.

Es posible que sea más conocido por albergar este paso de cebra:

El paso de cebra de Abbey Road1La verdad es que miro esta foto, abstrayéndome del icono pop, y me recuerda poderosísimamente a los días laborables que me tomaba libres en Londres, por alguna gestión burocrática o el motivo que fuera. Su luz tiene ese esplendor extraño de los días robados al deber, ganados a la vida..

O quizá no.

Siento que, dado que en unos meses hará sesenta años que publicaron su primer disco, resulta que estos tipos del paso de cebra están tan lejos de un niño de ahora como estaba Carlos Gardel de mi infancia.

O quizá más, según cómo se elijan las fechas.

Son ya parte de la prehistoria.

Es posible que dentro de pocas décadas sea ya complicado encontrar a alguien que los identifique. El propio rock está en decadencia. En la emisora que oigo muchas mañanas en el coche se hace recuento de los artistas de rock que cumplen años ese día. Todos ellos, tremendos bandarras en sus años de juventud, son señores de 70 para arriba. Y suerte tienen de haber llegado hasta allí, dada la alta nómina de fallecidos en edades más tempranas o incluso en plena juventud.

¿Cuánto queda para que muera ese mundo?

Así, siendo frío en el análisis, a los músicos de rock no les queda mucho para agolparse junto a Carlos Gardel en el polvoriento desván de las músicas del pasado. A disposición de los historiadores. Dejando allí congelado su grito de rebeldía como una curiosidad para arqueólogos. Uniéndose a los gritos olvidados de los poetas simbolistas y los goliardos.

Por eso, en el ocaso de este mundo, quiero recordar a quienes fueron sus pioneros.

Estoy hablando, por supuesto, de The Beatles.

Del infierno a la gloria, y de ahí a la vanguardia artística

Los Beatles están entre los artistas que más me han influenciado. Me seduce su mezcla de clasicismo con vanguardia absoluta, su surrealismo universal mezclado con la esencia más local de lo británico. Su talento en vislumbrar que algo estaba por hacer, y hacerlo. Su ambición por elevar un producto comercial perfecto, el más exitoso de su época, a algo cercano al arte.

Fueron, en esto como en muchas cosas, los primeros en hacerlo.

Pensemos que antes de los Beatles (como dijo el propio Lennon de Elvis) no había nada.

Los Beatles no solo fueron el grupo más importante de los años sesenta del siglo pasado. Fueron quienes dieron forma a la música moderna, los que dirigieron una revolución que transformó el primitivo rock n’ roll, esa mezcla de country y blues, en la música popular que conocemos hoy en día.

Todos los grandes grupos son posteriores a ellos, en el sentido más amplio de la palabra. Los Beatles crearon el pop. Piensen en cualquier grupo o solista pop y me darán la razón al instante. Pero no solo eso: Sin los Beatles tampoco existiría el rock, en su variante más genérica. O podemos aventurar que sería algo muy distinto a lo que conocemos.

Sin los Beatles no habrían existido (por diversos motivos) los Rolling Stones, que son los precursores de Mötley Crüe o Guns n’ Roses. Tampoco existirían The Doors, Led Zeppelin, Pink Floyd, ni Deep Purple, y como consecuencia ni Iron Maiden ni Judas Priest ni Kiss (que declararon que querrían haber sido los Beatles) ni Black Sabbath. Ni tantos otros.

El propio Bob Dylan, que tanto influyó a los de Liverpool, fue también contaminado por su música, y si no hubiera sido por ellos no se habría electrificado, y es posible que no hubiera pasado de ser un ingenioso cantautor del Greenwich Village. La música de hoy sería completamente diferente si no hubieran existido los Beatles. Es el mayor fenómeno musical de la historia de la música moderna, de lejísimos.

Y, sin embargo, no falta quien les hace de menos. El propio Michael Stipe, cantante de REM, pasando por alto lo tantísimo que su música debe a los Beatles, declaró que para él eran «música de ascensor». Él verá.

Su evolución, que fue la evolución de toda la música, fue radical. Observen la distancia que existe, en todos los parámetros posibles, entre este vídeo (octubre de 1962):

y este otro (enero de 1969):

Son poco más de seis años, pero entre ambos momentos media un abismo. La música que hacían al final de su carrera podría haber sido compuesta ayer. Los Beatles dieron forma al futuro.

Los Beatles fueron conocidos en su primera época como la primera boy band; de hecho fueron los que crearon el concepto donde antes no existía. Su éxito fue tan extremo que dieron lugar a un fenómeno de histeria colectiva llamado beatlemanía: sus conciertos estaban llenos de jovencitas en un estado de extrema excitación que les impedía hacer otra cosa que gritar continuamente. Si esto no estuviera grabado sería difícil de creer; ellos mismos reconocían que en ocasiones eran incapaces de oírse los unos a los otros cuando estaban tocando en el escenario.

Beatlemanía. Téngase en cuenta que el sonido está remasterizado: la realidad debió ser bastante más dantesca. En cualquier caso es patente el continuo de gritos a lo largo de toda la actuación (y lo mismo sucede en cualquier otra que encuentren en YouTube).

Pero los Beatles no fueron un grupo prefabricado. Antes de sus años de gloria, los cuatro de Liverpool (que originalmente eran cinco y no estaba Ringo Starr) hubieron de curtirse en un mundo de antros de mala muerte en la ciudad portuaria de Hamburgo. Fueron varios años durísimos, pero que forjaron la unión entre sus integrantes y sirvió como un aprendizaje extraordinario sobre cómo tocar en directo, y sobre cómo conquistar a un público que me imagino que en ocasiones podía llegar a ser bastante hostil.

Lean el extraordinario artículo de la Wikipedia con respecto a su estancia en la ciudad alemana, antes de ser famosos, del que extraigo la siguiente cita:

McCartney dijo más tarde: «Vivíamos en la parte trasera del Bambi Kino, al lado de los servicios, y recibíamos su olor continuamente. Nuestra habitación era un antiguo cuarto trastero, con paredes de cemento y nada más. Sin calefacción, sin ningún tipo de pintura o empapelado en las paredes. Solo dos conjuntos de literas cuya única colcha eran unas Union Jacks [la bandera británica]. Estábamos congelados». Lennon recordaba: «Nos metieron en aquella pocilga. Vivíamos en un retrete, al lado de baño de mujeres. Nos íbamos a la cama tarde y nos despertábamos con el ruido de un cine y el de unas señoras mayores alemanas meando en el cuarto de al lado». Después de despertarse de esa manera, el grupo tenía que usar agua fría de los urinarios para lavarse y afeitarse. Les pagaban £2.50 al día, siete días por semana, tocando de 8:30 a 9:30, de 10 a 11, de 11:30 a 12:30 y terminaban la jornada tocando de una a dos de la mañana. Los clientes alemanes encontraban cómico el nombre del grupo, ya que Beatles les sonaba como Piedel, que en bajo alemán es una palabra infantil para designar al pene.

Harrison recordaba la zona de Reeperbahn y Große Freiheit en Hamburgo como lo mejor que el grupo había visto, con sus luces de neón, sus clubs y restaurantes. Aunque añadía: «Toda aquella zona estaba llena de travestis, prostitutas y gangsters, pero no puedo decir que aquella gente fuera parte de nuestra audiencia… Hamburgo fue realmente nuestro aprendizaje. Allí aprendimos a tocar delante de la gente».

De la entrada de Wikipedia «The Beatles in Hamburg». Traducción de Ferenc Copà.

Este aprendizaje les llevó a convertirse en un fenómeno de dimensión planetaria, de una escala que no había existido antes. Son, de hecho, y aun hoy, el grupo más exitoso de la historia2Aún conservan el récord de mayor número de números uno en el billboard, con 20.. Sin embargo, y a pesar de su enorme fama («Somos más famosos que Jesucristo», llegó a decir John Lennon), empezaron a desarrollar una pulsión creadora que les iba a llevar mucho más lejos de los límites constreñidos que le marcaba su estilo beat. Quizá fuera a partir de su primer contacto con Bob Dylan en 19643Y con las drogas, de paso., que fue enormemente productivo para ambas partes, cuando se destapó el tarro de las esencias: los álbumes Rubber Soul (1965) y Revolver (1966) dejaron claro que habían empezado a descubrir el enorme potencial artístico de la música popular.

Eleanor Rigby, escrita por Paul McCartney e incluida originalmente en el álbum Revolver (1966).

Y fue por entonces cuando decidieron que su música se estaba haciendo tan compleja que ya no les era posible ejecutarla en directo. Los medios técnicos de la época, que ni siquiera les dejaban oírse los unos a los otros en medio del griterío de las fans, les eran completamente insuficientes para tocar Strawberry Fields Forever en un estadio4Me pregunto cómo habría sonado, en cualquier caso. Me imagino que algo similar a esta primera toma. La historia de esta toma, que parece ser el momento en que Lennon presentó la canción a sus compañeros, se cuenta aquí..

Y así se acabaron los conciertos de los Beatles durante unos años. Y casi para siempre: solo habrían de dar uno más, el famoso concierto sobre el tejado de Apple Corps, en el 3 de Saville Road en Londres, el 30 de enero de 1969.

Pero antes estuvieron varios años dedicados a la experimentación. Y eso significó que el resto del mundo se dedicó a la experimentación.

Porque ya por entonces estaba vigente la dictadura de los Cuatro de Liverpool.

La dictadura de los Beatles

A partir del año 1965 el rock explotó. Múltiples grupos surgieron a ambos lados del Atlántico explorando las infinitas variantes de la música moderna. Pero había un grupo que, de manera prácticamente dictatorial, marcaba el camino: The Beatles.

Nunca en la historia de la música moderna ha habido un grupo (o solista) que marcara de una manera tan clara las modas, ni que, cambiando repetidas veces de estilo, hiciera que el mainstream cambiara de estilo con él. Quizá se pueda argumentar que eran tiempos más simples, que la música posterior fue mucho más ramificada y por tanto mucho más difícil de dominar. Pero cuando pensamos en la efervescencia cultural y artística que se vivía en los sesenta del pasado siglo5Sean en este momento bien conscientes de que la década de los sesenta del siglo XXI está más cerca de ustedes que la del siglo XX., y su frenesí innovador, sorprende aún más el dominio que llegaron a tener.

Los Beatles pasaron por tres etapas claras durante su existencia: su primera época beat, que duró hasta 1965 y fue la época de la beatlemanía:

A Hard Day’s Night, en el momento álgido de la época beat.

La etapa psicodélica, de 1965 a 1968, en la que su música, basada muchas veces en sus experiencias con el LSD y en la mística hindú, alcanzó unas cotas de creatividad extraordinarias:

Strawberry Fields Forever, obra maestra absoluta de la Historia de la Música y en particular de la segunda etapa de los Beatles.

Y la última época, que es una etapa de madurez y sobre todo de síntesis, en la que vuelven a sus raíces más rockeras y utilizan todo el conocimiento adquirido en su carrera para dar lugar a tres obras maestras: el White Album (1968), Abbey Road (1969) y Let it Be (1970).

La famosa interpretación de Get Back en el concierto sobre el tejado de Apple Corps.

Pues bien, en todas estas épocas los Beatles marcaron el paso de los demás grupos. Ejercieron un dominio absoluto no solo dentro de cada época, en la que muchos grupos sonaban como los Beatles, sino en dictar los cambios de una época a otra. Esto se ve claramente al comparar con los Rolling Stones. A pesar de su supuesta (y falsa) rivalidad con los Beatles, hasta el año 68 no hicieron otra cosa que imitarlos. Tuvieron su primera época similar a la beat6De hecho su primera canción, I Wanna be your Man, está compuesta por los Beatles.:

I wanna be your man, interpretación de los Rolling Stones de un tema de Lennon/McCartney.

Más tarde también tuvieron su época psicodélica, siguiendo la estela de los Beatles. Y hay que decir que con poco éxito (salvo la siguiente canción, She’s a Rainbow, que me parece magnífica):

She’s a Rainbow, psicodelia stoniana.

Y solo empezaron a encontrar su camino (exceptuando sus éxitos previos Satisfaction y Paint it Black) cuando publicaron el Beggars Banquet en 1968, dando carpetazo a su etapa psicodélica con su primer disco auténticamente stoniano y ¡como no! publicado después del Álbum blanco:

Street Fighting Man (1968), de The Rolling Stones.

Los Rolling Stones solo empezaron a despegar definitivamente cuando los Beatles se apagaron. Tal fue el poder de los de Liverpool.

Y esto mismo sucedió con otros grupos. Es obvio que en su primera época los Beatles era el grupo de referencia y el resto, desde los mencionados Rolling Stones pasando por los Kinks o los Who o los Animals (de los que hablaré en un futuro artículo) bebían del estilo de los Fab Four y, siendo magníficos, iban siempre un paso por detrás. Cuando los Beatles entraron en su etapa místico-psicodélica se produjo una explosión de la creatividad en toda la música, y todos los grupos se lanzaron en la misma dirección (amén de la miríada de nuevos grupos que surgieron en aquella época).

Y, finalmente, en 1968, con el hartazgo de la psicodelia, llega el rompedor Álbum Blanco (que se se llama así a falta de otro nombre; de hecho su nombre oficial es simplemente The Beatles). El Álbum Blanco no era era otra cosa que un maldito álbum blanco sin ninguna impresión en la portada, y esto era una ruptura de esquemas y una auténtica declaración de intenciones: se acabó la etapa multicolor. Tabula rasa. Y este statement se manifesta en su música: mucho más clara, directa, rockera, alejada de las florituras lisérgicas. El Álbum Blanco fue un manotazo en la mesa, un hasta aquí hemos llegado, un aquí mandamos nosotros, un nos hemos hartado de lo anterior.

Helter Skelter (1968), publicada en el Álbum Blanco.

El Álbum Blanco marca, en lo musical, el inicio de lo que será la música de los setenta y grupos como Led Zeppelin o Black Sabbath (o solistas como Bowie) son una herencia directa del abandono de la psicodelia por sonidos mucho más directos y viscerales.

Lennon vs McCartney

Recuerdo una discusión que tuve con un fan acérrimo de Paul McCartney en un bar que ya no existe, y de la que Sergio C. Yáñez fue testigo. La discusión era, por supuesto, sobre quién era el mejor del dúo Lennon-McCartney. Y yo, no teniendo clara la respuesta, acabé defendiendo a Lennon de las acometidas bastante irracionales y fanáticas de aquel tipo. Sergio, quien sospecho que simpatizaba más con las preferencias del tipo, pero más conmigo que con el tipo, se mantuvo neutral.

Yo defendí, pues, a Lennon, un poco à contre-coeur. Y es que Lennon, confieso, me cae mal: un tipo que fue el apóstol de la paz mundial y el buenrollismo pero en privado maltrataba a su mujer y a su hijo7No me queda claro hasta qué punto estos hechos fueron simultáneos o si se convirtió en un icono del pacifismo movido por el sentimiento de culpa. He intentado investigar algo pero me ha vencido la pereza. No me gusta hablar mal de los muertos, y no me gusta juzgar la obra de un artista en base a su calidad humana.. Por otro lado, había cierto consenso en la intelligentsia de mi época juvenil sobre que Lennon había sido el beatle cool, el rebelde, el listo, mientras McCartney se presentaría como una especie de carca, un músico clasicote y de inspiración conservadora. Además, la leyenda de Lennon había sido agigantada por su temprana y violenta muerte, mientras que McCartney había sido en cierto momento la segunda persona más rica de Inglaterra, solo por detrás de la Reina. Todo esto eran razones para dar la razón a aquel tipo, un notorio contrarian.

Pero no lo podía hacer. Las formas importan. No soporto el fanatismo ni a la gente que habla ex cathedra, especialmente cuando no tienen razón. En la visión particular de nuestro amigo las tornas se habían invertido completamente: McCartney fue (es) un músico a la altura de Mozart y Lennon un papanatas.

La réplica a esto se caía por su propio peso. Si ese era el caso, ¿cómo era posible que la carrera en solitario de McCartney no hubiera tenido el vigor de la época de los Beatles, ni siquiera en los años inmediatamente posteriores a su separación?

Para mí, argumenté y argumento ahora, una cosa está clara. La magia de los Beatles surgía de la unión de dos genios, y era mucho mayor que la suma de las partes (y esto obviando las contribuciones de George Harrison y, en menor medida, Ringo Starr). Por separado eran dos grandes músicos, juntos eran un equipo imbatible. Y esto sucedía, precisamente, por lo extremadamente distintos que eran. Muy distintos pero extremadamente bien coordinados.

Paul McCartney es posiblemente el mejor compositor de la música popular moderna. Su facilidad para hacer melodías bellas es impresionante: Hey Jude. Let it be. Yesterday. Penny Lane. Eleanor Rigby. Michelle. The Long and Winding Road. The Fool on the Hill. Here, There and Everywhere. For no One. She’s Leaving Home. When I’m Sixty Four. Y también son suyas Get back, Back in the USSR o Helter Skelter. Canciones que una sola valdría para dar fama a un grupo. Y, en un registro menos sofisticado, pero igualmente popular, fue también el autor de Yellow Submarine u Ob-la-di ob-la-da.

Hey Jude, escrita por Paul McCartney.

Pero John Lennon ponía el contrapunto del experimentador. Fue el creador de muchas canciones que simplemente no parecían tener antecedente ni estar inspiradas en nada anterior, como Strawberry Fields Forever o I am the Walrus (salvo que en esta última aceptemos como antecedente a Lewis Carroll). Originalidad en estado puro8Tengo especial cariño a estas canciones de los Beatles entre 1965-1967, especialmente las compuestas por John Lennon, ya que inspiraron mi primer relato, allá por 1993: Raúl el Gordo. Quizá lo publique algún día.. O Lucy in the Sky with Diamonds. O Across the Universe. O Because. O Come Together. Es ciertamente extraño encontrar un artista que haga algo que no se parece a nada anterior, del que es complicado encontrar referencias, un creador puro. Pues bien, creo que Lennon fue uno de estos privilegiados. Incluso llenaba de claves experimentales otras obras maestras más convencionales, como A day in the life, Happiness is a warm gun, Norwegian Wood o Being for the Benefit of Mr. Kite!. Y fue también el autor de otras canciones redondas como Girl, I’m so Tired, All you Need is Love, Sexy Sadie o In my Life.

Because, escrita por John Lennon.

La prueba de que fue la unión de los dos la que hizo surgir la magia es que ninguno de los dos en solitario llegaron a tocar las mismas alturas. McCartney derivó hacia un estilo mucho más amanerado, mientras que el estilo de John Lennon era más tortuoso y menos digerible, y más derivado a posiciones políticas. Sin embargo, juntos se moderaban el uno al otro: Lennon salvaba a McCartney de los excesos armónicos o pastelosos, mientras McCartney salvaba a Lennon de los excesos experimentales o ideológicos.

(Siento que estoy siendo injusto con George Harrison por no mencionar sus grandes canciones, como Something o While my Guitar Gently Weeps o Here Comes the Sun. Sin duda, George fue un gran músico que tuvo la suerte y la desgracia de coincidir en un grupo con Paul y John.)

En fin. Para mí, la prueba final de la magia de los Beatles es su último disco. La sensación de que tocan como una sola entidad orgánica a pesar de estar cada vez más separados. Una sensación que se empieza a manifestar en el White Album, crece en Let It Be (penúltimo álbum pese a ser publicado el último), y es ubicua en su obra final, Abbey Road. La sensación, como pasa en cuando un equipo de fútbol o de baloncesto juega como los ángeles, que todo es fácil y fluye naturalmente, como sin esfuerzo.

Pero mi momento preferido de este último disco es el medley del final de Abbey Road. Cómo se puede conseguir a partir de retales de canciones inacabadas esta obra maestra. Esto es la definición del estado de gracia no ya de un artista, sino de un grupo, de un equipo. Es inexplicable que viniera de un grupo en plena descomposición.

Escúchenlo hasta el final. La última palabra de The Beatles.

Y se preguntarán: ¿cómo acabó la discusión con aquel tipo? Pues de ninguna manera. El fan(ático) de Macca miró al soslayo, fuese (en un patinete eléctrico) y no hubo nada.

Agradecimiento

Agradezco a Ricardo Bretos, otro beatlemaníaco empedernido, por nuestras innumerables conversaciones sobre los Beatles y en particular por sus aportaciones a este artículo.

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